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DIOS TE INVITA A CENAR, ÉL PASARÁ A RECOGERTE

Esta crisis mundial puede ser muy beneficiosa para hacer cambios personales. Estas crisis mundiales son crisis de santos, escribía un santo del siglo XXI. Pandemia, guerra, populismos, confusión sexual, conjeturas económicas, aparente estado de bienestar[1]… y nuestras contestaciones con miedo, encerramiento, distancia, indiferencia, búsqueda del placer personal[2]. También respuestas de conversión, de solidaridad, de integración, de asociación, de misión, de comunión[3].

Algo te ha hecho acercarte a los MUJ. Dios te busca y quiere decirte algo, tiene planes interesantes[4] y quiere encontrarte para hacerte feliz y que salgas del charco de tu miseria para pasar al océano de la misericordia[5]. Dios te invita a cenar[6], abre la puerta cuando llame y pase a buscarte. No quiere que te pierdas[7] en tonterías, quiere que encuentres algo muy grande, muy valioso, tu gran tesoro, la perla escondida.

Te animo a que respondas a Quien llama a tu puerta y te invita a renovar tus ideales, a volver a tu centro, a dejarte mirar a los ojos. Piensa globalmente y actúa localmente. Considera los cambios macro sociales y decídete por los micro cambios de tu vida[8], de tu alma, de tu búsqueda del amor incondicional, para encontrarle y encontrarte. Ha llegado la hora de dejarse amar por Él. Quizá no puedes cambiar el mundo y sí puedes cambiar tu mundo. Haz el bien posible.

Este aldabonazo en la puerta de tu hogar te puede despertar de la siesta veraniega por la que te estabas perdiendo el baño en el río de tu vida, la subida al pico de la montaña de tu identidad o el café compartido con los que te quieren.

Sal a cenar con Dios, renueva tus ideales y tu proyecto de vida en común con Él o, si ya estabas en ese plan, puedes retomar esas frecuentes cenas íntimas para hablar de lo vuestro y hacer de ello un oficio cotidiano de orfebre artista. Rememora cuando os mirabais a los ojos y hacíais planes de futuro. El futuro es ahora. Déjate seducir por Dios y atrévete a seducirle. Sí, atrévete. Es el momento de lanzarse con Él por el tobogán de la vida y vivir en la realidad tu ideal de vida, tu proyecto de vida.

Algunas ideas que pueden servirte en este desarrollo:

1.- Eres el protagonista de tu vida[9].

Es momento de ser protagonista y decidirte por lo que quieres de verdad. Dejar de lado lo accesorio y el mal presente en ti e ir a por lo esencial, a por el yo verdadero. No te enfundes el traje de víctima y opta por ser director y protagonista de tu película. ¿A quién quieres seguir? ¿Cómo le quieres seguir? Con el instrumento espiritual podrás asumir mejor tus responsabilidades, y no tanto por obligación como por amor a ti mismo, a lo que Dios te propone y a las relaciones de amor con otras personas.

Como un piragüista baja por los rápidos de un río bravo, tú diriges la barca gracias al empuje del agua y a la resistencia que haces con el remo. Es tiempo de seguir adelante con la vida, no te detengas, con empuje frente al desaliento.

Te animo a que afrontes esta compleja realidad con mente abierta, miras altas y optimismo. Es época de líderes mayores. Cuanto más duro es el desafío y mayor la exigencia, más importante es la misión y el compromiso. Coge la vida que viene, la que hay, la que tienes. Y sigue el camino que vale la pena, aquel por el que ya va por delante Jesucristo y te dice “ven y sígueme”.

2.- Vete con Él a un sitio que os inspire.

Mira a ver cómo puedes conectar con tu yo auténtico, donde habita la Trinidad[10]: aquellas notas de tu agenda que activan sentimientos, esa película que te remueve, un libro que ordena prioridades, un mentor que te enciende. Conecta con tu origen[11], con tu filiación, cómo te ve Dios, qué le gusta de ti, cómo quiere que crezcas, cómo se lo pasa bien contigo, cómo se interesa por todo lo tuyo y de qué se alimenta vuestra relación.

Pueden cambiar las circunstancias de actividad, confinamiento o movilidad y tú sigues jugando en una liga personal de crecimiento y desarrollo. Encuentra tu sentido en medio del caos y del cansancio. Lidera ese proyecto que tú conoces y que te ilusiona, con esos valores que dan sentido a tu vida.

3.- Soñad juntos.

Cuál es la visión que tenéis, qué horizonte se os presenta, adónde queréis llegar. Con alma grande para conquistar tu mundo interior[12]. Hablad con claridad e invítale a tocar tu corazón, para que se promueva el cambio. Déjate afectar por Dios y también por la comunidad que te acompaña[13]. ¿Cómo ves tu vida dentro de 10 años si empiezas a cambiar ahora? Ese sueño es oración.

Tú sigue adelante con tu proyecto de vida. Estarás loco, pero al menos puedes volar[14]. Los ideales son un modo de vida, una actitud, un estilo que te impregna y te hace disfrutar de cada respiración. No te detengas a mirar lo que otros hacen bien o mal[15], tú a vuestro sueño.

4.- Zambúllete en la realidad.

No te resistas, es precisamente a través de ella y mientras estás en ella como puedes ser más tú mismo. Esto exige aceptación. No vayas a la confrontación. No luches contra la realidad, observa las luces y las sombras. No vayas contra las personas, busca lo que os une, lo que os alegra. Pon el oído en la vida y atiende a lo que sí está ocurriendo en ti, en tu casa, en tu trabajo. Escucha antes de responder y no discutas con quien tiene más tiempo libre que tú.

5.- No te obligues a sentirte bien y sí a cuidarte bien.

Reconoce todas esas emociones desagradables, el miedo y la vulnerabilidad. Te desconciertas como cualquiera. Es el piloto rojo del cuadro de mandos, avisa de que algo pasa. Puedes parar y quedarte dentro lamentándote. Puedes observar qué ocurre, qué necesitas e ir a por ello. Empatiza contigo. La regulación emocional y la reestructuración cognitiva son unos buenos aliados.

¿Esto anulará el miedo, el sufrimiento o el malestar? No. Sí lo equilibrará y lo pondrá en relación con otras muchas emociones que también están presentes: alegría, bienestar, agradecimiento. Juega con todas las cartas, cocina con todos los ingredientes. Hay luz, mucha luz, y por eso vemos las sombras.

No creas todo lo que piensas, ni todo lo que sientes ni todo lo que escuchas. Ten sentido crítico, diferente del juicio crítico que condena y desprecia. Diferencia la verdad de la mentira, de los puntos de vista diverso de las circunstancias y pon los acontecimientos en relación contigo, con los demás, con las circunstancias. Son relativos, no absolutos.

6.- No dejes de jugar y no te pierdas la aventura.

Observa de qué va esto y cuáles son las reglas del juego que a cada uno le corresponde. Aprende tanto en las victorias como en las derrotas[16], déjate podar por Jesucristo. Es necesario mantener la posición y además tener creatividad para poder sorprender al contrincante, avanzar en la partida, y gritar para adentro ¡sí, yo me la juego! Apuesto por lo bueno.

Los ideales y los valores no están accesibles en el supermercado de la esquina. Son más de viajar en el tiempo, del látigo de Indiana Jones o de la curiosidad de Marie Curie. Necesitarás hacerte preguntas potentes. Es necesario abrirse a la sorpresa y el asombro, negociar con ellos, reunirse en lugares secretos, conversar, conquistarlos. Dedícales tiempo, te cogerán cariño y confianza y te dedicarán tiempo a ti. Si además te abres a la gracia de Dios, la fuerza que te darán te sorprenderá.

7.- A quién amarás durante el camino.

Caminante sí hay camino, se hace camino al amar[17]. Mira a quién querrás más al llegar a la meta y durante el proceso porque ¡quién sabe si llegarás!, pero que andarás hacia allá es seguro. Una de esas personas a las que es necesario amar más eres tú mismo. Andante, amante y amador. Como los peregrinos hacia Santiago repartirás a los compañeros de camino apoyo, energía y serenidad, les vitalizaras[18].

8.- Felicidad es lo que persigues.

¿Tus ideales te harán más feliz? ¿Harán más felices a las personas de tu vida? Este es el destino elegido: felicidad; que no es lo mismo que bienestar o placer, exige sacrificio[19], pero no es sin más disciplina o fuerza de voluntad, es hacer algo sagrado. Al final de cada día recoge aquello por lo que estás satisfecho, porque has amado a otros, y por lo que estás agradecido, porque te han amado. Una buena cosecha tras la siembra de los ideales.

9.- Celebra cada avance.

Qué rica es la cultura de la celebración. Cómo se agradece esa afición que aplaude cada robo de balón, que jalea cada punto. Hazlo tú también contigo mismo, cuando percibas la acción de Dios en ti y que has sabido recibirlo[20]. En cada momento se podrá hacer algo, el bien posible, el siguiente paso. Hazlo y celébralo.

10.- Abre las compuertas del espíritu al Espíritu.

Si algo mueve al ser humano es la potencia espiritual, porque genera coherencia y potencia la libertad. ¿Algo más inmaterial que el perdón[21]? ¿Quién puede realmente perdonar? Déjate llevar. Déjate recoger por Dios que está a la puerta y llama. Quiere cenar contigo. La cena que recrea y enamora[22].

[1] “El príncipe de este mundo, ya está juzgado.” (Juan 16, 11). El príncipe de este mundo, será arrojado fuera.” (Juan 12, 31).

[2] “De nuevo le llevó Satanás a un monte muy alto; le muestra todos los reinos del mundo y su gloria y le dice: ‘todo esto te daré, si postrándote, me adoras’” (Mateo 4, 8).

[3] “Padre: como Tú me enviaste al mundo, así también les envío yo al mundo… Y no ruego sólo por estos, sino por aquellos que por medio de su palabra, también creerán en mí”. (Juan 17,18).

[4] “Isabel se llenó del Espíritu Santo, y clamó con fuerte voz: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Cuando sonó la voz de tu salutación en mis oídos, exultó de gozo el niño en mi seno. Dichosa la que ha creído que se cumplirá, lo que se ha dicho de parte del Señor.

[5] “Si yo no hubiera venido y no os hubiera hablado, no tendríais pecado; pero ahora, no tenéis excusa de vuestro pecado…” (Juan 15, 22).

[6] Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”.

[7] “He bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la Voluntad de mi Padre. Y ésta es la Voluntad de mi Padre: que ninguno de éstos que Él me ha dado, se pierda.” (Juan 6, 38).

[8] “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?” (Mateo 16, 26).

[9] “Si alguno quiere venir en pos de mí: niéguese a sí mismo, coja su cruz de cada día, y sígame.” (Mateo 16, 24).

[10] “Porque sin mí, no podréis hacer nada” (Juan 15, 5). “Si alguno me ama guardará mi palabra (la llevará a la práctica); y mi Padre le amará y vendremos a él, y en él haremos morada.” (Juan 14, 23).

[11] “Vosotros, rezad así: Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo.

[12] “Os aseguro que todo aquel que haya dejado casa o hermanos o madre o padre o tierras por mí, y por la buena noticia, recibirá en este mundo cien veces más en casas, hermanos, padres, hijos tierras, aunque con persecuciones, y en el mundo futuro, la Vida Eterna”. (Marcos 10, 29)

[13] “Os aseguro: si dos de vosotros se ponen de acuerdo en presencia de Dios, cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre Celestial. Porque donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí estaré yo en medio de ellos” (Mateo 18, 19).

[14] “No os inquietéis diciendo: ¿Qué comeremos? ¿Qué beberemos? ¿Cómo vestiremos? buscad primero la Voluntad de Dios y su justicia, y todo eso, se os dará por añadidura” (Mateo 6, 31).

[15] “No juzguéis,… porque Dios os juzgará del mismo modo que vosotros hayáis juzgado” (Mateo 7, 1).

[16] “Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta. Y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto” (Juan 15, 2).

[17] “Maestro: ¿Cuál es el mandamiento más importante? Jesús respondió: Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y al prójimo, como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la ley y los profetas“(Mateo 22, 36).

[18] “Esto os mando: amaos unos a otros como yo os he amado. En esto conocerán todos, que sois mis discípulos: si os tenéis amor unos para con otros” (Juan 13, 34).

[19] “Os lo aseguro: si no hiciereis penitencia, pereceréis.” (Lucas 13, 3).

[20]Dijo María: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva. Por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación…”

[21] “Os aseguro: A quienes perdonéis sus pecados, les quedan perdonados; y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos” (Juan 20, 23).

[22] “Tomad y comed todos de Él, porque éste es mi cuerpo.” (Mateo 26, 26). “El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí, y yo en él.”. (Juan 6, 56).

 

 

 

 

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